Intentando avanzar sobre la base
neurofisiológica de la escritura surge la siguiente inquietud:
¿Cuál es el substrato morfológico
donde se asienta la Grafología Científica?
Su respuesta no es tan sencilla.
La naturaleza misma de la escritura hace difícil su estudio anatómico, se trata
de una serie de acciones complejas.
Por el momento no se ha podido
relacionar la escritura, ni las patologías de la misma, con un área determinada
del cerebro. Se cree que la escritura es el resultado de la conexión de varias
áreas del cerebro, sobre todo de cortezas asociativas. Tampoco se sabe con
certeza la relación de la escritura con las áreas del lenguaje. Algunos autores
creen que esta relación es muy estrecha, y otros creen que los centros que
controlan la escritura serían totalmente independientes de aquellos que
controlan el lenguaje.
Piensan que la escritura es en
realidad el producto de la conexión de varias áreas del cerebro con la
neocorteza.
El Cerebro.
Es el órgano más grande del
encéfalo (conjunto de órganos neurales alojados en la cavidad craneal).Esta
formado por dos hemisferios derecho e izquierdo separados por la cisura
longitudinal. Ambos hemisferios están conectados entre sí por cuerpos
comisurales llamados, comisura anterior y posterior y el mayor de todo el
cuerpo calloso.
En su superficie cada hemisferio
presenta un conjunto de pliegues que forman una serie de depresiones
irregulares, son los surcos o cisuras. Desde hace muchos años se ha dividido
topográficamente al cerebro en lóbulos los cuales guardan cierta relación con
la función que cada uno de ellos tiene. Así delante de la cisura vertical
oblicua llamada cisura central se encuentra el lóbulo frontal y detrás de él el
lóbulo parietal.
Por debajo de la cisura lateral
se encuentra el lóbulo temporal, mientras que en el polo posterior se halla el
lóbulo occipital. En lo profundo de la cisura lateral se encuentra el lóbulo
insular. El cerebro contiene billones de células, entre neuronas y células de
sostén (células gliales) y sus interconexiones son abundantes. Gracias a los
circuitos formados por las neuronas, es capaz de procesar información sensorial
procedente del mundo exterior y del propio cuerpo.
Sabemos que cerebro desempeña
funciones sensoriales, motoras, de integración y procesos específicos como la
memoria, el lenguaje, la escritura y la respuesta emocional.
Embrionariamente la corteza
cerebral formada por la sustancia gris del cerebro es un derivado de la
vesícula embrionaria llamada Telencéfalo. Durante el curso del desarrollo
embrionario la mismas se pliega originando los surcos y circunvoluciones
característicos, que en realidad sirven para alojar mayor cantidad de corteza
que si estuviera dispuesta en forma plana sin surcos.
Desde el punto de vista externo,
cada hemisferio tiene una cara lateral o exterior, una medial que colinda con
el otro hemisferio y una inferior o basal que apoya sobre la base del cráneo.
La cara lateral presenta dos
cisuras, la lateral y la central (antiguamente llamadas de Silvio y de Rolando
respectivamente –llevaban el nombre de sus descriptores-). Por delante de la
central se encuentra el lóbulo frontal, por detrás el lóbulo parietal, por
debajo de la cisura lateral se encuentra el lóbulo temporal y detrás de los
lóbulos parietal y temporal se halla el lóbulo occipital.
En el lóbulo frontal se encuentra
el centro de la palabra articulada y su lesión produce una apraxia motriz o
anartria en la cual el sujeto afectado no puede expresarse verbalmente aun
cuando conserva la capacidad para efectuar los movimientos necesarios para
hacerlo. En el lóbulo frontal, la circunvolución situada delante de la cisura
central llamada circunvolución pre-central es la que tanto en la cara lateral
como en la medial del hemisferio contiene las denominadas áreas motoras.
Esto significa que las neuronas
que constituyen el punto de partida de la vía motora o piramidal se alojan en
la circunvolución precentral. Dicha circunvolución tiene una localización
somatotopica, donde en el sector lateral se encuentran los centros
correspondientes a la cara en la parte inferior, luego le sigue el miembro
superior y finalmente el tórax o abdomen. En la cara medial se encuentran los
centros correspondientes a miembros inferiores. Esta representación se hizo
hace muchos años mediante el dibujo de una figura humana sobre dicha
circunvolución, y se denominó homúnculo de Penfield.
El lóbulo parietal tiene una
circunvolución situada inmediatamente por detrás de la cisura central
denominada circunvolución post-central y que corresponde al área sensitiva,
siendo entonces un correlativo de la circunvolución pre-central que es motora.
Del mismo modo tiene también un homúnculo sensitivo que representa la
sensibilidad de las diversas partes del cuerpo.
El lóbulo Temporal tiene tres
circunvoluciones transversales de las cuales en la cara dorsal de la primera o
superior se hallan los centros auditivos (circunvoluciones transversas de
Heschl). Al extremo anterior de éste lóbulo se le llama CTBLP o corteza
temporal baso latero polar.
El lóbulo occipital en su cara
medial o interna presenta la corteza visual y para visual, es decir los centros
donde la imagen percibida por los ojos tiene representación consciente.
El funcionamiento del cerebro se
basa en una intrincada red de centros neuronales interconectados entre sí.
Centros neuronales es una acepción que significa conjuntos de neuronas con una
función común y específica que se conectan con otras.
Las neuronas poseen
prolongaciones de su cuerpo llamadas dendritas que son múltiples y una que se
llama axón que es única. Las dendritas son prolongaciones que reciben
información hacia el cuerpo de la neurona. En cambio el axón es el único medio
por el cual una neurona envía información a otras.
La conexión entre una neurona y
otra se hace mediante una dendrita de una y el axón de otra, a ésta unión se le
llama sinapsis. Una sinapsis en realidad es el extremo terminal de una dendrita
y el de un axón y el espacio que los separa, ya que allí se produce el
intercambio de neurotransmisores que el axón expulsa a fines de estimular la
dendrita.
Si bien ambos hemisferios son
similares, el izquierdo es el llamado dominante ya que allí residen las
funciones de comunicación, esto es el habla y la escritura. Una persona que usa
para escribir la mano derecha, tiene las funciones de escritura en el lóbulo
izquierdo, ya que las fibras nerviosas que salen del hemisferio izquierdo se
cruzan hacia el lado contrario para llegar así la mano derecha.
Igualmente ocurre con las fibras
del lado derecho por lo que para una persona zurda, el hemisferio dominante
será el derecho. El hemisferio derecho está especializado en la percepción de
los sonidos no relacionados con el lenguaje como la música, en la percepción
táctil y en la localización espacial de los objetos.
FACTORES QUE INTERVIENEN E INFLUYEN A LA ESCRITURA.
Psicólogos y pedagogos se
preocupan por comprender las dificultades con las que se encuentra el niño
cuando efectúa este aprendizaje y determinar los factores particulares que
intervienen. Entre ellos tenemos a:
• El
esquema Corporal.
• La
Lateralidad.
• La
orientación y estructuración espacial.
• La
organización y estructuración temporal.
• La
madurez perceptiva.
A continuación se describirán
cada una de ellas.
El Esquema Corporal.
El recién nacido se agita por sus
reflejos, por automatismo, pero son movimientos incoordinados por cuanto que no
tienen un fin. Tiene que llegar a una diferenciación de lo que lo rodea y a una
organización de su propio cuerpo.
Los autores no coinciden con
respecto a la concepción del esquema corporal y muchas veces se usa sin
precisarse el significado que desea darle.
Pero para Hacaen – Ajuriaguerra,
la somatognosia es algo más que el esquema corporal. Es una representación más
o menos consciente de nuestro cuerpo moviéndose o inmóvil, de su posición en el
espacio, de la postura respectiva de sus deficientes segmentos, del
revestimiento cutáneo (los límites) por el cual el cuerpo está en contacto con
el mundo exterior. Es un proceso psicofisiológico que a partir de unos datos
sensoriales, nos permite, dentro de una síntesis haciéndose y constantemente
renovada, el conocimiento y orientación de nuestro cuerpo en el espacio para
permitirnos actuar con eficacia.
En resumen lo que parece claro es
que la imagen que está en nosotros tiene unos aspectos geográficos y
espaciales. Es un esquema postural. Es un esquema tónico. Es un esquema del
cuerpo en funcionamiento, fruto de la continua información sensitiva. Es un
cuerpo vivido con una historia.
Así, pues, la imagen del cuerpo
se empieza a elaborar desde el nacimiento. El baño es un punto de partida, pues
mientras que la madre le lava le va dando consciencia de sus límites. Toda
experiencia motriz le va dando al niño imagen de sí mismo. A los cuatro meses,
ante un espejo (elemento que ayuda a organizar dicho esquema) mira el bulto
pero a los cinco meses sonríe ante él y, sin reconocerse, se desinteresa de su
imagen. A partir de los siete meses empezará a interesarse por su propia imagen
y se formará una imagen figurativa de sí mismo. A los A los seis meses cuando
se siente, va a elaborar la noción de sentado y de apoyo (del brazo) para no
caerse. La etapa del gateo es una función que por primera vez le aporta la
coordinación de todo el cuerpo como una unidad. La exploración manual va
progresando y a los doce meses aproximadamente se toca la barriga y los
genitales y se mete los dedos en la nariz. Cuando comienza a salirle los
dientes, como es algo que él no integra a su cuerpo, necesita morderse y esto
es otra experiencia sensitiva nueva a integrar en su esquema corporal. La
marcha le va a proporcionar nuevas experiencias. Todo ello hace que a los dos o
tres años se forme el esquema de base a partir del cual se desarrollan todas
las gnosis. La noción de la imagen del cuerpo va evolucionando y esta evolución
se refleja en los dibujos, el niño dibuja lo que ha integrado y por orden de
integración.
La imagen corporal constituye una
noción adquirida que resulta de la observación de las distintas partes del
cuerpo y de la representación de la relación que existe entre ellas y con los
objetos externos. Por lo tanto si el niño no tiene una imagen completa de su
cuerpo y de sus movimientos que es el punto de origen para todos los
movimientos e interpretaciones de las relaciones exteriores, la realización de
estos movimientos y la percepción de estas relaciones se elaboran
defectuosamente.
De la adecuada imagen corporal
depende también el sentido de la lateralidad y de la direccionalidad. Por lo
tanto, se debe procurar, mediante la práctica de ejercicios, la conciencia de
su cuerpo en el espacio y de las operaciones que puede efectuar con él.
Los objetos que nos rodean
resultan referidos a nuestro propio cuerpo y los orientamos en el espacio
respecto a él. Captamos impresiones táctiles, de temperatura y de dolor que
proceden de la superficie del cuerpo y como resultado nos formamos en la mente
una imagen que representa la forma en que se nos ofrece el cuerpo. Se dan
impresiones visuales y sensaciones que proceden de las vísceras todas las
cuales se funden y, mediante ellas, constituimos el esquema o imagen corporal.
La Lateralidad.
Se entiende por lateralidad el
predominio, en los individuos, de un hemisferio cerebral sobre el otro: el
izquierdo en los diestros y el derecho en los zurdos.
Las causas que determinan la
dominancia lateral se atribuyen a varios hechos: desde la posición fetal a la
mayor maduración de un hemisferio cerebral.
En el espacio no hay direcciones
objetivas, las direcciones que atribuimos al espacio exterior resultan de la
proyección de la sensación por las que se perciben las actividades del
organismo. De estas direcciones la primera en desarrollarse parece ser la
direccionalidad derecha – izquierda. El organismo está constituido, anatómica y
neurológicamente, para ser un detector de la derecha e izquierda.
Anatómicamente nuestro cuerpo posee una simetría bilateral: tenemos dos ojos,
dos orejas, dos brazos, dos piernas, etc. Neurológicamente las vías nerviosas
que enervan cada uno de los lados del cuerpo, permanecen primordialmente
separadas si bien hay un entrecruzamiento.
La lateralidad tiene que ser
aprendida. Por medio de la experimentación de los movimientos de las dos
mitades del cuerpo, es cómo podemos llegar a diferenciar el lado derecho y el
izquierdo.
Orientación y Estructuración Espacial
La noción de espacio se crea
lentamente y parece que se forma en las impresiones que confirman el esquema
corporal: el niño que se cae y se golpea o el que tropieza con un objeto, tiene
una noción clara de la existencia del espacio, aunque no comprenda las
direcciones. El espacio se va conformando desde el momento del nacimiento y se
amplía cuando el niño comienza a sentarse y a caminar.
Dentro de la noción de espacio
tenemos que distinguir entre localización y estructuración del espacio. La base
de ambas es la imagen del cuerpo que es la que utiliza como punto de origen de
todas las referencias sobre las que se establecen las relaciones espaciales.
Sólo mediante una imagen corporal estable y segura puede el niño desarrollar
estos conceptos.
Nuestra capacidad para localizar
simultáneamente esta variedad de objetos en él, reconociendo a la vez las
relaciones que guardan entre ellos, y con respecto a nosotros mismos, es lo que
llamamos estructuración del espacio : para poseer un conocimiento suficiente de
la estructura del espacio en su totalidad hemos de retener en el sistema
nervioso central los resultados de una localización dada y agregar al mismo
tiempo las localizaciones adicionales de otros objetos existentes en nuestro
medio espacial.
La localización y Estructuración Temporal.
Esta noción va unida a la
anterior, ya que las nociones de tiempo y espacio se adquieren casi
simultáneamente pues, como ha sido señalado por varios autores, el tiempo y el
espacio no son sino diferentes dimensiones de la misma realidad.
Las nociones de velocidad,
duración y continuidad son los elementos básicos en la captación de esta
noción.
Madurez Perceptiva.
La mente infantil no ve el mundo
al modo de los adultos: el recién nacido ve vagas masas de contorno indistinto,
carente de forma reconocible y sin posición definida en el espacio que solo
difieren unas de otras por su extensión, luminosidad y quizás color. El
aprendizaje perceptivo comienza en los primeros días de la vida y poco a poco el
niño va apreciando ciertos detalles como pertenecientes a las formas, y se van
destacando señales se diferenciar más hasta que se haya distinguido gran número
de elementos singulares, característicos del objeto, capaces de caracterizar
una forma singular. La construcción de una forma integrada constituye una tarea
de aprendizaje. Muchos niños experimentan dificultades en los primeros estados
de la diferenciación de elementos en la masa globulares de la percepción
inicial. Se pierden en los detalles y no los reúnen en una forma integrada.
• Niveles del proceso de construcción
espontánea de la escritura.
La apropiación por parte de la
lengua escrita se va haciendo paso a paso. Las etapas por la cuales el aprendiz
va pasando han sido estudiadas y definidas por los investigadores teniendo en
cuenta lo que ocurre en cada una de ellas. Se ha puesto especial atención a los
conocimientos que el niño pone de manifiesto en los diferentes niveles.
Los rasgos esenciales que
caracterizan los diferentes niveles del proceso espontáneos de la escritura en
niños aprendices. Para ello se tomarán los aportes de la profesora Gigliola
Caneschi de Devant y de un texto de la misma autora titulado “El proceso
espontáneo de la lengua escrita”
Primer Nivel o Pre silábico:
Este nivel es el más importante
de todos ya que aquí comienza el proceso de construcción de la lengua escrita
el cual debe ser vigilado y muy estimulado, bien sea por los padres como por
los maestros, ya que en este nivel es que comienza a despertarse la curiosidad
de agarrar un lápiz y rallar bien sea hojas, paredes, libros, etc., el cual
puede ser truncado por cualquier agente porque a esta edad los niños son muy
sensibles e inseguros.
Ahora bien las características relevantes de este nivel son las
siguientes:
• El
niño principalmente realiza dibujos, llamados garabatos los cuales repite
constantemente para simbolizar diferentes significantes
• El
niño no diferencia el dibujo y la escritura sino que la relaciona
• Aún
cuando llega a separar el dibujo y de la escritura, el dibujo persiste como
parte de ella, porque para él es la misma cosa.
• Dentro
del dibujo coloca, por lo general, el nombre del mismo o lo que quiere
representar con el dibujo.
Segundo Nivel o Pre silábico:
Continúa la escritura no
convencional, pero la escritura está completamente separada del dibujo, aunque
sigue escribiendo el nombre del objeto dibujado. A su vez no hay una
diferenciación, es decir, utiliza una misma grafía o significante para varios
significados.
Tercer Nivel o Silábico:
Descubre la necesidad de poner
diferentes significantes para dar diferentes significados. Pueden combinar
letras con números si el repertorio es reducido y la combinación de varias
letras si el repertorio es variado.
• El
niño mantiene su escritura no convencional de garabatos aunque un poco más
definidos y variados.
• Mantiene
el uso de signos creados por él, que combina libremente con algunas letras de
nuestro sistema de escritura que por lo general son letras que le han sido
enseñadas en la escuela, por los padres o que ha visto varias veces y le halla
llamado la atención.
• Combina
las letras o garabatos de acuerdo al tamaño del objeto, cosa o persona.
• En
este nivel los niños lee lo escrito de forma corrida
• No
establecen las divisiones correspondientes a las sílabas cuando señalan lo que
leen.
Cuarto Nivel o Silábico – Alfabético:
Se fortalece el desarrollo del
leguaje oral con la emisión y señalamiento de letras o vocales.
• El
niño distingue que las palabras tienen partes.
• Sigue
con su escritura no convencional, utilizando letras de nuestro sistema de
escritura de una manera libre.
• No
anticipa cuántas letras necesita para escribir las diferentes partes que él ha
descubierto que tienen las palabras, por lo cual cuando lee produce
alargamiento u omisiones al señalar lo escrito.
• Aunque
poco a poco va disminuyendo el alargamiento y omisiones, porque se establece
una correspondencia exacta de lo que escribe y lee, así como entre lo que lee y
señala.
Quinto Nivel o Silábico – Alfabético:
Consolida que cada sílaba de la
emisión oral corresponde a una letra en la escritura; luego empieza a utiliza
las letras cuyos valores sonoros corresponden efectivamente al de las sílabas
representadas (vocal o consonante).
• Diferencia
claramente que las palabras tienen sílabas y que para poder leerlas tiene que
escribirlas, por esta razón hace correspondencia exacta entre lo que escribe y
señala al leer.
• En
su escritura se aproxima un poco más a las expresiones convencionales de
nuestra lengua escrita, sin haberse ajustado totalmente a ella.
• Usa
una letra para representar cada sílaba. La letra que usa para escribir puede
estar incluida o no dentro de la forma convencional de escribir tal sílaba.
Sexto nivel o Alfabético:
En este nivel el niño está muy
cerca de completar el proceso de adquisición de la escritura tal como
corresponde a nuestro sistema alfabético.
Al escribir palabras bisílabas
representa una de las sílabas como el nivel anterior (con una sola letra) y la
otra de forma convencional, de acuerdo a nuestro sistema de escritura.
Séptimo Nivel o Alfabético:
El niño escribe de manera
bastante convencional, aunque no ha resuelto algunos aspectos propios de
nuestro sistema de escritura, tal como ocurre en las separaciones entre
palabras o la ortografía de algunas palabras como por ejemplo las letras H ,
RR, S, C, LL , Y y Z.