miércoles, 2 de octubre de 2013

NEUROFISIOLOGÍA DE LA ESCRITURA


Intentando avanzar sobre la base neurofisiológica de la escritura surge la siguiente inquietud:

¿Cuál es el substrato morfológico donde se asienta la Grafología Científica?

Su respuesta no es tan sencilla. La naturaleza misma de la escritura hace difícil su estudio anatómico, se trata de una serie de acciones complejas.
Por el momento no se ha podido relacionar la escritura, ni las patologías de la misma, con un área determinada del cerebro. Se cree que la escritura es el resultado de la conexión de varias áreas del cerebro, sobre todo de cortezas asociativas. Tampoco se sabe con certeza la relación de la escritura con las áreas del lenguaje. Algunos autores creen que esta relación es muy estrecha, y otros creen que los centros que controlan la escritura serían totalmente independientes de aquellos que controlan el lenguaje.
Piensan que la escritura es en realidad el producto de la conexión de varias áreas del cerebro con la neocorteza.


El Cerebro.

Es el órgano más grande del encéfalo (conjunto de órganos neurales alojados en la cavidad craneal).Esta formado por dos hemisferios derecho e izquierdo separados por la cisura longitudinal. Ambos hemisferios están conectados entre sí por cuerpos comisurales llamados, comisura anterior y posterior y el mayor de todo el cuerpo calloso.
En su superficie cada hemisferio presenta un conjunto de pliegues que forman una serie de depresiones irregulares, son los surcos o cisuras. Desde hace muchos años se ha dividido topográficamente al cerebro en lóbulos los cuales guardan cierta relación con la función que cada uno de ellos tiene. Así delante de la cisura vertical oblicua llamada cisura central se encuentra el lóbulo frontal y detrás de él el lóbulo parietal.
Por debajo de la cisura lateral se encuentra el lóbulo temporal, mientras que en el polo posterior se halla el lóbulo occipital. En lo profundo de la cisura lateral se encuentra el lóbulo insular. El cerebro contiene billones de células, entre neuronas y células de sostén (células gliales) y sus interconexiones son abundantes. Gracias a los circuitos formados por las neuronas, es capaz de procesar información sensorial procedente del mundo exterior y del propio cuerpo.
Sabemos que cerebro desempeña funciones sensoriales, motoras, de integración y procesos específicos como la memoria, el lenguaje, la escritura y la respuesta emocional.
Embrionariamente la corteza cerebral formada por la sustancia gris del cerebro es un derivado de la vesícula embrionaria llamada Telencéfalo. Durante el curso del desarrollo embrionario la mismas se pliega originando los surcos y circunvoluciones característicos, que en realidad sirven para alojar mayor cantidad de corteza que si estuviera dispuesta en forma plana sin surcos.
Desde el punto de vista externo, cada hemisferio tiene una cara lateral o exterior, una medial que colinda con el otro hemisferio y una inferior o basal que apoya sobre la base del cráneo.
La cara lateral presenta dos cisuras, la lateral y la central (antiguamente llamadas de Silvio y de Rolando respectivamente –llevaban el nombre de sus descriptores-). Por delante de la central se encuentra el lóbulo frontal, por detrás el lóbulo parietal, por debajo de la cisura lateral se encuentra el lóbulo temporal y detrás de los lóbulos parietal y temporal se halla el lóbulo occipital.
En el lóbulo frontal se encuentra el centro de la palabra articulada y su lesión produce una apraxia motriz o anartria en la cual el sujeto afectado no puede expresarse verbalmente aun cuando conserva la capacidad para efectuar los movimientos necesarios para hacerlo. En el lóbulo frontal, la circunvolución situada delante de la cisura central llamada circunvolución pre-central es la que tanto en la cara lateral como en la medial del hemisferio contiene las denominadas áreas motoras.
Esto significa que las neuronas que constituyen el punto de partida de la vía motora o piramidal se alojan en la circunvolución precentral. Dicha circunvolución tiene una localización somatotopica, donde en el sector lateral se encuentran los centros correspondientes a la cara en la parte inferior, luego le sigue el miembro superior y finalmente el tórax o abdomen. En la cara medial se encuentran los centros correspondientes a miembros inferiores. Esta representación se hizo hace muchos años mediante el dibujo de una figura humana sobre dicha circunvolución, y se denominó homúnculo de Penfield.
El lóbulo parietal tiene una circunvolución situada inmediatamente por detrás de la cisura central denominada circunvolución post-central y que corresponde al área sensitiva, siendo entonces un correlativo de la circunvolución pre-central que es motora. Del mismo modo tiene también un homúnculo sensitivo que representa la sensibilidad de las diversas partes del cuerpo.
El lóbulo Temporal tiene tres circunvoluciones transversales de las cuales en la cara dorsal de la primera o superior se hallan los centros auditivos (circunvoluciones transversas de Heschl). Al extremo anterior de éste lóbulo se le llama CTBLP o corteza temporal baso latero polar.
El lóbulo occipital en su cara medial o interna presenta la corteza visual y para visual, es decir los centros donde la imagen percibida por los ojos tiene representación consciente.
El funcionamiento del cerebro se basa en una intrincada red de centros neuronales interconectados entre sí. Centros neuronales es una acepción que significa conjuntos de neuronas con una función común y específica que se conectan con otras.
Las neuronas poseen prolongaciones de su cuerpo llamadas dendritas que son múltiples y una que se llama axón que es única. Las dendritas son prolongaciones que reciben información hacia el cuerpo de la neurona. En cambio el axón es el único medio por el cual una neurona envía información a otras.
La conexión entre una neurona y otra se hace mediante una dendrita de una y el axón de otra, a ésta unión se le llama sinapsis. Una sinapsis en realidad es el extremo terminal de una dendrita y el de un axón y el espacio que los separa, ya que allí se produce el intercambio de neurotransmisores que el axón expulsa a fines de estimular la dendrita.
Si bien ambos hemisferios son similares, el izquierdo es el llamado dominante ya que allí residen las funciones de comunicación, esto es el habla y la escritura. Una persona que usa para escribir la mano derecha, tiene las funciones de escritura en el lóbulo izquierdo, ya que las fibras nerviosas que salen del hemisferio izquierdo se cruzan hacia el lado contrario para llegar así la mano derecha.
Igualmente ocurre con las fibras del lado derecho por lo que para una persona zurda, el hemisferio dominante será el derecho. El hemisferio derecho está especializado en la percepción de los sonidos no relacionados con el lenguaje como la música, en la percepción táctil y en la localización espacial de los objetos.


FACTORES QUE INTERVIENEN E INFLUYEN A LA ESCRITURA.

Psicólogos y pedagogos se preocupan por comprender las dificultades con las que se encuentra el niño cuando efectúa este aprendizaje y determinar los factores particulares que intervienen. Entre ellos tenemos a:
•             El esquema Corporal.
•             La Lateralidad.
•             La orientación y estructuración espacial.
•             La organización y estructuración temporal.
•             La madurez perceptiva.
A continuación se describirán cada una de ellas.


El Esquema Corporal.

El recién nacido se agita por sus reflejos, por automatismo, pero son movimientos incoordinados por cuanto que no tienen un fin. Tiene que llegar a una diferenciación de lo que lo rodea y a una organización de su propio cuerpo.
Los autores no coinciden con respecto a la concepción del esquema corporal y muchas veces se usa sin precisarse el significado que desea darle.
Pero para Hacaen – Ajuriaguerra, la somatognosia es algo más que el esquema corporal. Es una representación más o menos consciente de nuestro cuerpo moviéndose o inmóvil, de su posición en el espacio, de la postura respectiva de sus deficientes segmentos, del revestimiento cutáneo (los límites) por el cual el cuerpo está en contacto con el mundo exterior. Es un proceso psicofisiológico que a partir de unos datos sensoriales, nos permite, dentro de una síntesis haciéndose y constantemente renovada, el conocimiento y orientación de nuestro cuerpo en el espacio para permitirnos actuar con eficacia.
En resumen lo que parece claro es que la imagen que está en nosotros tiene unos aspectos geográficos y espaciales. Es un esquema postural. Es un esquema tónico. Es un esquema del cuerpo en funcionamiento, fruto de la continua información sensitiva. Es un cuerpo vivido con una historia.
Así, pues, la imagen del cuerpo se empieza a elaborar desde el nacimiento. El baño es un punto de partida, pues mientras que la madre le lava le va dando consciencia de sus límites. Toda experiencia motriz le va dando al niño imagen de sí mismo. A los cuatro meses, ante un espejo (elemento que ayuda a organizar dicho esquema) mira el bulto pero a los cinco meses sonríe ante él y, sin reconocerse, se desinteresa de su imagen. A partir de los siete meses empezará a interesarse por su propia imagen y se formará una imagen figurativa de sí mismo. A los A los seis meses cuando se siente, va a elaborar la noción de sentado y de apoyo (del brazo) para no caerse. La etapa del gateo es una función que por primera vez le aporta la coordinación de todo el cuerpo como una unidad. La exploración manual va progresando y a los doce meses aproximadamente se toca la barriga y los genitales y se mete los dedos en la nariz. Cuando comienza a salirle los dientes, como es algo que él no integra a su cuerpo, necesita morderse y esto es otra experiencia sensitiva nueva a integrar en su esquema corporal. La marcha le va a proporcionar nuevas experiencias. Todo ello hace que a los dos o tres años se forme el esquema de base a partir del cual se desarrollan todas las gnosis. La noción de la imagen del cuerpo va evolucionando y esta evolución se refleja en los dibujos, el niño dibuja lo que ha integrado y por orden de integración.
La imagen corporal constituye una noción adquirida que resulta de la observación de las distintas partes del cuerpo y de la representación de la relación que existe entre ellas y con los objetos externos. Por lo tanto si el niño no tiene una imagen completa de su cuerpo y de sus movimientos que es el punto de origen para todos los movimientos e interpretaciones de las relaciones exteriores, la realización de estos movimientos y la percepción de estas relaciones se elaboran defectuosamente.
De la adecuada imagen corporal depende también el sentido de la lateralidad y de la direccionalidad. Por lo tanto, se debe procurar, mediante la práctica de ejercicios, la conciencia de su cuerpo en el espacio y de las operaciones que puede efectuar con él.
Los objetos que nos rodean resultan referidos a nuestro propio cuerpo y los orientamos en el espacio respecto a él. Captamos impresiones táctiles, de temperatura y de dolor que proceden de la superficie del cuerpo y como resultado nos formamos en la mente una imagen que representa la forma en que se nos ofrece el cuerpo. Se dan impresiones visuales y sensaciones que proceden de las vísceras todas las cuales se funden y, mediante ellas, constituimos el esquema o imagen corporal.

La Lateralidad.

Se entiende por lateralidad el predominio, en los individuos, de un hemisferio cerebral sobre el otro: el izquierdo en los diestros y el derecho en los zurdos.
Las causas que determinan la dominancia lateral se atribuyen a varios hechos: desde la posición fetal a la mayor maduración de un hemisferio cerebral.
En el espacio no hay direcciones objetivas, las direcciones que atribuimos al espacio exterior resultan de la proyección de la sensación por las que se perciben las actividades del organismo. De estas direcciones la primera en desarrollarse parece ser la direccionalidad derecha – izquierda. El organismo está constituido, anatómica y neurológicamente, para ser un detector de la derecha e izquierda. Anatómicamente nuestro cuerpo posee una simetría bilateral: tenemos dos ojos, dos orejas, dos brazos, dos piernas, etc. Neurológicamente las vías nerviosas que enervan cada uno de los lados del cuerpo, permanecen primordialmente separadas si bien hay un entrecruzamiento.
La lateralidad tiene que ser aprendida. Por medio de la experimentación de los movimientos de las dos mitades del cuerpo, es cómo podemos llegar a diferenciar el lado derecho y el izquierdo.


Orientación y Estructuración Espacial

La noción de espacio se crea lentamente y parece que se forma en las impresiones que confirman el esquema corporal: el niño que se cae y se golpea o el que tropieza con un objeto, tiene una noción clara de la existencia del espacio, aunque no comprenda las direcciones. El espacio se va conformando desde el momento del nacimiento y se amplía cuando el niño comienza a sentarse y a caminar.
Dentro de la noción de espacio tenemos que distinguir entre localización y estructuración del espacio. La base de ambas es la imagen del cuerpo que es la que utiliza como punto de origen de todas las referencias sobre las que se establecen las relaciones espaciales. Sólo mediante una imagen corporal estable y segura puede el niño desarrollar estos conceptos.
Nuestra capacidad para localizar simultáneamente esta variedad de objetos en él, reconociendo a la vez las relaciones que guardan entre ellos, y con respecto a nosotros mismos, es lo que llamamos estructuración del espacio : para poseer un conocimiento suficiente de la estructura del espacio en su totalidad hemos de retener en el sistema nervioso central los resultados de una localización dada y agregar al mismo tiempo las localizaciones adicionales de otros objetos existentes en nuestro medio espacial.

La localización y Estructuración Temporal.

Esta noción va unida a la anterior, ya que las nociones de tiempo y espacio se adquieren casi simultáneamente pues, como ha sido señalado por varios autores, el tiempo y el espacio no son sino diferentes dimensiones de la misma realidad.
Las nociones de velocidad, duración y continuidad son los elementos básicos en la captación de esta noción.

Madurez Perceptiva.

La mente infantil no ve el mundo al modo de los adultos: el recién nacido ve vagas masas de contorno indistinto, carente de forma reconocible y sin posición definida en el espacio que solo difieren unas de otras por su extensión, luminosidad y quizás color. El aprendizaje perceptivo comienza en los primeros días de la vida y poco a poco el niño va apreciando ciertos detalles como pertenecientes a las formas, y se van destacando señales se diferenciar más hasta que se haya distinguido gran número de elementos singulares, característicos del objeto, capaces de caracterizar una forma singular. La construcción de una forma integrada constituye una tarea de aprendizaje. Muchos niños experimentan dificultades en los primeros estados de la diferenciación de elementos en la masa globulares de la percepción inicial. Se pierden en los detalles y no los reúnen en una forma integrada.

•             Niveles del proceso de construcción espontánea de la escritura.

La apropiación por parte de la lengua escrita se va haciendo paso a paso. Las etapas por la cuales el aprendiz va pasando han sido estudiadas y definidas por los investigadores teniendo en cuenta lo que ocurre en cada una de ellas. Se ha puesto especial atención a los conocimientos que el niño pone de manifiesto en los diferentes niveles.
Los rasgos esenciales que caracterizan los diferentes niveles del proceso espontáneos de la escritura en niños aprendices. Para ello se tomarán los aportes de la profesora Gigliola Caneschi de Devant y de un texto de la misma autora titulado “El proceso espontáneo de la lengua escrita”

Primer Nivel o Pre silábico:

Este nivel es el más importante de todos ya que aquí comienza el proceso de construcción de la lengua escrita el cual debe ser vigilado y muy estimulado, bien sea por los padres como por los maestros, ya que en este nivel es que comienza a despertarse la curiosidad de agarrar un lápiz y rallar bien sea hojas, paredes, libros, etc., el cual puede ser truncado por cualquier agente porque a esta edad los niños son muy sensibles e inseguros.


Ahora bien las características relevantes de este nivel son las siguientes:

•             El niño principalmente realiza dibujos, llamados garabatos los cuales repite constantemente para simbolizar diferentes significantes
•             El niño no diferencia el dibujo y la escritura sino que la relaciona
•             Aún cuando llega a separar el dibujo y de la escritura, el dibujo persiste como parte de ella, porque para él es la misma cosa.
•             Dentro del dibujo coloca, por lo general, el nombre del mismo o lo que quiere representar con el dibujo.
Segundo Nivel o Pre silábico:
Continúa la escritura no convencional, pero la escritura está completamente separada del dibujo, aunque sigue escribiendo el nombre del objeto dibujado. A su vez no hay una diferenciación, es decir, utiliza una misma grafía o significante para varios significados.

Tercer Nivel o Silábico:
Descubre la necesidad de poner diferentes significantes para dar diferentes significados. Pueden combinar letras con números si el repertorio es reducido y la combinación de varias letras si el repertorio es variado.
•             El niño mantiene su escritura no convencional de garabatos aunque un poco más definidos y variados.
•             Mantiene el uso de signos creados por él, que combina libremente con algunas letras de nuestro sistema de escritura que por lo general son letras que le han sido enseñadas en la escuela, por los padres o que ha visto varias veces y le halla llamado la atención.
•             Combina las letras o garabatos de acuerdo al tamaño del objeto, cosa o persona.
•             En este nivel los niños lee lo escrito de forma corrida
•             No establecen las divisiones correspondientes a las sílabas cuando señalan lo que leen.

Cuarto Nivel o Silábico – Alfabético:
Se fortalece el desarrollo del leguaje oral con la emisión y señalamiento de letras o vocales.
•             El niño distingue que las palabras tienen partes.
•             Sigue con su escritura no convencional, utilizando letras de nuestro sistema de escritura de una manera libre.
•             No anticipa cuántas letras necesita para escribir las diferentes partes que él ha descubierto que tienen las palabras, por lo cual cuando lee produce alargamiento u omisiones al señalar lo escrito.
•             Aunque poco a poco va disminuyendo el alargamiento y omisiones, porque se establece una correspondencia exacta de lo que escribe y lee, así como entre lo que lee y señala.


Quinto Nivel o Silábico – Alfabético:
Consolida que cada sílaba de la emisión oral corresponde a una letra en la escritura; luego empieza a utiliza las letras cuyos valores sonoros corresponden efectivamente al de las sílabas representadas (vocal o consonante).
•             Diferencia claramente que las palabras tienen sílabas y que para poder leerlas tiene que escribirlas, por esta razón hace correspondencia exacta entre lo que escribe y señala al leer.
•             En su escritura se aproxima un poco más a las expresiones convencionales de nuestra lengua escrita, sin haberse ajustado totalmente a ella.
•             Usa una letra para representar cada sílaba. La letra que usa para escribir puede estar incluida o no dentro de la forma convencional de escribir tal sílaba.

Sexto nivel o Alfabético:
En este nivel el niño está muy cerca de completar el proceso de adquisición de la escritura tal como corresponde a nuestro sistema alfabético.
Al escribir palabras bisílabas representa una de las sílabas como el nivel anterior (con una sola letra) y la otra de forma convencional, de acuerdo a nuestro sistema de escritura.

Séptimo Nivel o Alfabético:

El niño escribe de manera bastante convencional, aunque no ha resuelto algunos aspectos propios de nuestro sistema de escritura, tal como ocurre en las separaciones entre palabras o la ortografía de algunas palabras como por ejemplo las letras H , RR, S, C, LL , Y y Z.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario